Wednesday, November 09, 2005

Puente

Vladivostok IV

Cloudy sky passing by,

lonely leaves, frozen birds,

sent away by northern airs,

bringing rain instead of you,

changing green for gloomy grey.



Sweetest music, where are thou?

Hiding whispers in old stone?

Set your wings and fly to me

All my thoughts will be your wind.


Come to me, let’s build a bridge,

not of stone, nor clay, nor wood,

but of dreams… and will… and hopes.


Huge new roots and roof shall be,

both for us and those to come.

Strong as flames, air, tides, ice,

forged in love by you and I.

Seok4

Wednesday, October 26, 2005

Coffee & Exorcisms

Vladivostok III

Fears unleashed & wicked wounds,

dread, blues, grief.

White wine dripping on your cheek.

Dourly glances, darkly eyes,

will they come along our path?


Logic minds with too much time,

seeing . phantoms in the sun,

drawing nightmares on fresh milk,

riding rabbits in deep sea.

Coffee grounds could testify

there’s no cause to such mistrust.

shadows, clouds, trash, WASHED!

Gone, bygone like dusty air,

years ‘n days before you came.

Seok4


Ps: anyway… why did you take so long?


Sunday, October 16, 2005


Vladivostok II


Thirty years… and many lives,

then a line, drawn in red sky,

it was green, like artic ice,

like an instant at your sight.


Time has come to celebrate!

through late laughs deep in the dark,

our love, dreams, lust... start!

Set the winds! Light the stars! Bring the seas!

‘cause your lips will ask for me,

tie myself, I will, I need!

to wet twisters in your tongue,

to your hips of hopeful dreams,

trapped forever, marble thighs.

‘Till the dawn we’ll celebrate,

our senses, spasm, joy, fate.

And your mouth that asked for mine,

then will ask for day and sun,

brand new air to say the spell,

of our love,

our dream,

our faith.

Seok4

Tuesday, October 11, 2005

Green-eyes effect

my own private global warming

It's raining in London,
windy in Ireland,
cloudy in Vienna,
freezing in Iceland!

And I'm here, in bed, alone.

It is hot in Bermuda,
warm in Tunisia,
torrid in Cuba,

And 'till here, and there, ashore.

Then it's sunny in Paris,
hot in Siberia,
warm in Alaska,
cold in Habanna!

'cause I'm here, just here, with you.

Seok4

Wednesday, September 28, 2005


I wear your ring

Lost in falls, between states,

I hear of you in constant change.

You selfish bitch, you pack of shit

I miss you.

Between the walls you left behind, in state of siege I live.

If God could ban your DNA, would I have back my piece of peace?

I miss our laughs, the thrill of being

just you and me... in bridges.

I've heard your name in 'waken dreams,

I saw the day you married me,

I've seen you old!!, my ruthless B

There is no more than you and I,

So die alone, you selfish B.

And be aware, if you come back,

I wear your ring

and you wear mine.

Seok4

Monday, September 26, 2005

Tuesday, September 20, 2005

Cimentière de Montmartre, fin Août 2005.


¿Ideas para un nombre?
Des idées pour un nom?

Saturday, September 17, 2005


*.tmp
“Si no hago algo radical con mi vida me mato”, se dijo Andrea al tiempo que despertaba.
Esa mañana se suponía que debía festejar su cumpleaños número 29.
No estaba de ánimo.
La noche anterior desconectó el teléfono y por ningún motivo consultaría sus e-mail sino hasta por lo menos dentro de una semana.
Miró en el velador el frasco de prozac que su madre le entregó la última vez que almorzaron. Idea de demostrar preocupación por lo que ella consideraba simplemente un ligero episodio depresivo y una fuerte dosis de inadaptación. Al tiempo que estiraba su mano, Andrea pensó en la posibilidad de terminar como su adaptada madre y olvidó el asunto. De todas formas, no tomar las pastillas sería una buena manera de joder a su vieja.
Respecto a la depresión, se preguntaba el por qué de tanto drama. Después de todo, en este planeta quien no es completamente imbécil y tiene además la mala suerte de contar con un mínimo de sensibilidad, no puede sino deprimirse. Era el caso de una gran parte de la gente que conocía.
La mayoría de sus amigas ahogaban su desazón en el consumo; algunas en consumo + prozac; y otras en consumo + prozac + alcohol. El sexo, curiosamente, no figuraba dentro de la ecuación.
Todas procedentes de un medio conservador castratólico, seguían creyendo que el sexo era para procrear (al menos por el momento). Lo anterior desembocaba en un impúdico número de niños que tornaba el contacto con sus antiguas amistades cada vez más difícil.
29 años y sola, lo cual realmente quería decir “sin marido”. A ojos de sus amigas más que una excentricidad tal cosa era una señal de alarma.
En resumen, tanto para su familia como para sus amistades, Andrea era un caso perdido de inadaptación.
Pensó en la posibilidad de escuchar durante todo el día los buenos deseos del tipo “espero que este año sí que no lo pierdas” y “vente a tomar té un día de estos que te voy a presentar a fulanito socio de mi marido, que es regio y buen partido”. La idea no sólo la descorazonaba sino que la sumía en el más profundo de los tedios. Andrea se preguntaba si no se trataría en realidad de una tentativa de asesinato de lo que sus amigas en el fondo envidiaban: su libertad. Aunque no hacía gran cosa con ella, era algo que la diferenciaba de su círculo. Eso, y otra cosa, su gusto por el sexo.
Andrea consideraba su líbido como equivalente al de un hombre. Al de un hombre normal, eso sí. No como los maridos de sus amigas, pensó no sin una buena dosis de sarcasmo.
Por éstos últimos sentía una especial aversión. Todos parecían clones. El mismo acento afectado, los mismos pantalones Dockers, las mismas camisas Polo. Uniforme de huevón.
En el fondo todos eran unos degenerados, pero incluso en el plano sexual resultaban grises. Las perversiones a las cuales se lanzaban una y otra vez con putas, secretarias y en algunos casos entre ellos, eran en el fondo banales. Varios le habían hecho propuestas. Con un poco de asco siempre respondía de la misma manera, “No gracias, tu esposa me dijo que eras pésimo en la cama”.
Si sus amigas supieran, pensaba. En todo caso si ellas no querían ver no era su problema y a fin de cuentas, tarde o temprano, también ellas se lanzarían a sus propias perversiones. Esta vez con el profesor de yoga, sus psiquiatras, y por qué no también, entre ellas.
¿Qué hacer durante todo el día?
Pensó en arrendar 10 películas y verlas todas de una vez. ¿Irse a la playa a leer? ¿Chatear?
No, lo que necesitaba era otra cosa. Todo eso implicaba meter información en su cabeza. Ese día precisaba lo contrario, borrar. Limpiar su disco duro de todos los archivos temporales que le habían dejado los últimos años.
Se le vinieron a la cabeza sus noviazgos, trabajos, quiebres, secretos familiares, análisis lacanianos y amantes casuales. Se imaginaba con horror la posibilidad de que por cada mala película, noticiero, blog nulo, orgasmo fallido o lugar común que había oído de alguien en su entorno durante los últimos años, quedaran 10 kb almacenados en su cerebro. A estas alturas, calculó con angustia, debería tener por los menos 50 gigas de basura en su cabeza.
Pensó en su infancia. Buscaba algo que le agradaba hacer cuando pequeña. Recordó tardes infinitas jugando fútbol con sus tres hermanos y las peleas de “hombre a hombre” por el control del ATARI.
Necesitaba hablar con un amigo.
Tal vez ahí estuviera el origen de su inadaptación, se preguntó. Quizás el contacto con los hombres desde temprana edad la había hecho conocerlos demasiado bien como para tomarlos en serio, y menos aún para pensar en casarse con uno de ellos. En cualquier caso, lo que sí era seguro es que la había dotado de un pragmatismo que suele escasear en la mentalidad femenina. Entre mujeres todo es complicado, pensó. Entre hombres es diferente, las cosas se arreglan con una buena pelea de vez en cuando, luego te das la mano y se acaba el problema. En su círculo de amigas, las rencillas se tornaban eternas y una afrenta podía tener consecuencias durante décadas.
Tomó el teléfono y llamó a Larry. Andrea lo conoció en la facultad. Su nombre verdadero evidentemente no era Larry, pero lo llamaban así por un personaje de una serie de TV de los 80 que era mujeriego y vividor. Larry se hacía llamar a sí mismo “el último gran machista”. A ojos de cualquier feminista, a las que él llamaba “vaginas beligerantes”, Larry resultaba un cerdo. Esto último no obstaba sin embargo, a que dentro de su prontuario amoroso figuraran unas cuantas orgullosas y autoproclamadas reivindicadoras de "lo femenino".*
- ¿Alo?- Larry, soy yo Andrea.
- Son las 10 de la mañana. Sólo un masaje japonés y/o una tarde se sexo pueden disculparte.
- Hoy es mi cumpleaños.
- Ok. Olvidemos el masaje japonés.
- Necesito hacer algo, no me siento bien y esto de cumplir 29 me esta matando. ¿Qué vas a hacer hoy?
- Por el momento irme a la playa contigo, tomar cerveza y fumar un par de porros. El resto improvisamos.
- Larry te adoro. Te paso a buscar a las 12.
Larry subió al auto con su aspecto descuidado habitual. Tenía algo de encantador aunque no sabía bien qué. Pero lo más importante era que siempre se podía contar con él.
- Te desearé feliz cumpleaños en su momento, le advirtió al tiempo que Andrea ponía en marcha el auto. Por ahora reexplícame tu problema.
Andrea resumió el asunto y terminaron ambos riendo con la metáfora de los archivos temporales.
- Lo que pasa es que estás con el síndrome de la mujer mayor de 28 años.
- ¿Cuál es ese?
- Demasiadas historias en el cuerpo. Varios novios, algún quasi-matricidio, reloj biológico, etc. Un amigo mío tiene una teoría al respecto. Para él las mujeres – espero que esto no te moleste, se interrumpió - son como los autos. Y cada novio o amante es como si le pasara una llave por la pintura. Después de un cierto número, evidentemente el auto comienza a arruinarse.
- Tú y tus amigos machistas... Son de lo peor! Por eso están solos.
- Bueno, tú también estás sola, ¿ acaso eres de lo peor?
- Obvio, por algo somos amigos no? contestó Andrea riendo.
- Yo tengo mi propia teoría al respecto: la sola manera de limpiar completamente el cerebro de una mujer es recurriendo al efecto terapéutico de la sodomía, dijo con aire grave y reprimiendo una sonrisa.
- ¿Quééé?
- Eso, el efecto terapéutico de la sodomía. Es más, toda mujer mayor de 28 años debería, por sanidad mental, hacerse sodomizar regularmente. Cuestión de limpiar su disco duro. En términos mecánicos, poner el cuenta kilómetros en cero.
- Estás absolutamente chiflado. O sea que lo que me hace falta es hacer eso. Esta mañana pensé en algo radical, pero no TAN radical, dijo Andrea riendo.
- Es remedio seguro. Quedan como nuevas.
- Admito que no lo he hecho nunca. ¿Y cuál es el efecto para el tipo?
- En realidad no cambia gran cosa, pero si bien no modifica la perspectiva al menos te obliga a recalcular el ángulo.
Ambos reían tontamente.
- Detén el auto, pidió Larry de improviso.
- ¿Vamos a hacerlo aquí en medio del camino?, preguntó entre risas Andrea.
- No, ven conmigo. Juntos atravesaron una cerca y caminaron hasta unos árboles en flor. Era primavera, y todo el camino estaba lleno de campos de árboles frutales. Debajo de un manzano, Larry le pidió cerrar los ojos. Cuando Andrea los abrió a su alrededor caían cientos de pétalos blancos al tiempo que Larry agitaba las ramas.
- Feliz Cumpleaños, dijo.
Fue su segundo despertar del día y se preguntó cómo era posible tal contraste en ese hombre. Era el mismo contraste que sentía dentro de ella. Entre aquel momento y cuando despertó esa mañana.
Los *.tmp comenzaban a desaparecer.
* Concepto filosoficamente indeterminado que engloba desde la necesidad de sentirse protegidas al derecho inalienable de reventarle la tarjeta de crédito al marido, just for the thrill of it (o por despecho).

Sunday, September 11, 2005

Parturition du Chili contemporain

Tuesday, September 06, 2005


Divagaciones en torno a Allende


Leo que se acaba de estrenar el documental de Allende en los cines de Chile. Leo también que es la primera vez que los distribuidores aceptan difundir un film de Patricio Guzmán. Las cosas cambian, pasa el tiempo. Las heridas cierran. Me pregunto si esto último es cierto. ¿Cerró la herida? ¿Fue en la pierna? ¿No? Y el país cojo viene de dónde entonces?.
Una voz me contesta...¡De antes poh tonto! Si no esas cosas no hubieran pasado.

¿Quién es Allende?, Se pregunta Guzmán. No hay biografías, la gente joven no conoce cómo llegó al poder. ¿Llegó al poder? Armando Uribe dice que llegó al gobierno, pero no al poder.

Después de ver el documental me encontré con un libro de los discursos de Allende. Leí el discurso ante la ONU (lleno de cifras y datos macroeconómicos y financieros) Guzmán eligió bien los pasajes. El discurso de la victoria. También leí la carta que le mandó a Aylwin poco antes del golpe ofreciendo discutir un arreglo constitucional. Y obviamente el discurso final en la radio.

“El pueblo chileno esta maduro para hacer sacrificios en aras del bien comun”.
Ahem.. ptss Salvador, parece que no...

Al escribir esto me enojo con Allende. “Estamos acelerando la historia” dijo.
Cuando hablo de esta época (justo los días en que nací) con los que tenían en ese entonces mi edad actual, me dicen: “la UP fue un gran carrete”, “teníamos sueños y luego nos cortaron las alas”. ¿No se las habrán cortado solitos?.
SE FUERON AL CHANCHO. ALLENDE!! TE FUISTE AL CHANCHO.
Me enojo, rabio. Se farrearon “la” oportunidad de cambiar las cosas. Cambiar todo en 4 años. 4 siglos de historia en 4 años. ¿Tirado de las mechas?, ¿iluso? Yo diría irresponsable.
Golpe en Uruguay 4 o 5 meses antes. Dictadura en Brasil, en Perú. ¿Y Chile? Derechito al precipicio, con el micrófono bien agarrao mierda, y las empanás y el vino tinto!
Conociendo a mi pueblo, me pregunto si los de la UP eran igual de flojos y buenos p’al arreglín como los que siempre han estado en el gobierno. Antes de la UP robaban, en la UP supongo que también, los milicos y sus titiriteros ni hablar, ahora seguimos sacándole una tajadita al erario pues.

¿Y ahora? 32 años después, desastre y horror de por medio, ¿en qué estamos? Escucho a los prisioneros y sus letras siguen igual de vigentes. No pasó nada. Los pobres cada día más pobres, la clase media asfixiada entre créditos y los ricos más ricos. Esa herida aún sangra y va a ser peor.
Cuando digo que en la UP se farrearon “la” oportunidad no exagero. En esa época había una clase media más o menos amplia (orgullo y privilegio del cono sur en América Latina), la gente leía, en Chile había editoriales ¿Y Hoy?
A lo que voy es que la desigualdad engendra violencia, hace 30 años la violencia se llamaba “revolución”, ahora “delincuencia”. Pasta base en lugar de libros, el Kike en lugar de arte.
Ojo, no soy un melancólico que extraña un época en que no vivió. Simplemente constato que los problemas siguen siendo los mismos y que la solución parece más difícil que antes sino imposible.
La última vez que fui vi gettos, pero no los pobres que siempre han estado ahí, sino de ricos. Pequeños “Conjuntos residenciales” con nombre de Santos inventados. “Santa María de las Berenjenas”. Guardias privados que piden identificación y confirman la entrada.
Me pregunto en qué estarán pensando los que controlan el país. ¿Les gusta vivir encerrados? Ojo que los guardias privados esos, son primos, hermanos o vecinos que los que se quieren robar la 4x4. ¿No sería mejor reformular las cosas de manera tal de redistribuir la riqueza subir el nivel de los pobres y evitar la violencia? Claro que sí, evidente. Pero noo poh, habría que pagar más impuestos y ya sabemos que la plata se pierde en los pantanos de algún ministerio. Bueno entonces, capacitemos funcionarios públicos bien pagados e incorruptibles que garanticen el buen manejo de esas platas. Tai loco, habría que estudiar. Y después, ¿cómo financiamos las campañas?.
Vamos derechito a otro precipicio, el de la violencia. Me cuentan que está cada día más peligroso salir a la calle, la gente más violenta. Los robos más frecuentes. ¿Y los que tienen el poder? (ojo no el gobierno, sino el poder) en sus condominios con nombre de santo. Encerraditos, con miedo a salir. Chile cambia de nombre a Bananistán.
Tirado de las mechas, tan tirado de las mechas como la UP.
El pueblo de Chile no esta maduro para sacrificios en aras del bien común.
Nunca lo ha estado. Y total, el mercado arregla todo.

Saturday, September 03, 2005

Hystérectomie cérébrale


París, brasserie, 14ème.

V: ¡L. Me debes una cerveza !
L: ¿Cómo, lo hizo?
V: Sí. Te lo anticipé ¿no?
L: ¿Nos sentamos acá?
Me parece ridículo, mezquino, pequeño incluso.
V: Yo diría prosaico, plano y desprovisto de la más mínima creatividad.
Previsible y bajo.
L: Pero V. ¿ Qué le hiciste? ¿Le prometiste algo?
V: No, nada. Simplemente me borré utilizando la más noble de las excusas. Y tu sabes que el orgullo femenino no lo resiste. Así la historia haya durado dos años o una semana.
L: Bah, las mujeres. En todo caso tu excusa era un lugar común.
V: ¿Bebes algo?
L: Un Bourgogne aligoté.
V: Mira más que molestarme me da risa. Si apenas me demoré 10 minutos en arreglarlo. Me pregunto si habrá sido ella o bien se trata de alguna gorda con el sentido de la solidaridad trastocado que en un arrebato de histeria, - o sea en un momento de alineación etimológicamente uterino -, no encontró nada mejor que hacer. Digamos, alguna cosa al menos discretamente inventiva.
L: Yo creo que el nivel de hijoputez que pueden alcanzar las mujeres cuando las dejas es inversamente proporcional a su talento en la cama.
V: Sin duda.
Nada mal el vino.
L: ¿Qué vas a pedir?
V: Rumsteck con salsa Béarnoise ¿y tu?
L: Ostras.
V: Puede que sea una cuestión cultural. Demasiadas telenovelas o canciones románticas baratas. Epistemología afectiva rosa acompañada de años y años de revistas people.
L: Eres un miserable Valmont.
V: Ergo, it is not my fault! ¿Y ella?
L: Cécile de Volanges
V: Nah… ¡Madame de Volanges!
¿Qué tal las ostras?
L: Bien, pero el pan negro no era de una frescura óptima.
¿Y la salsa Béarnoise?
V: Inolvidable.
L: ¿Como ella?
V: No, como su digicode.

Histerectomía Cerebral

Paris, brasserie, 14ème.

V : L, tu me dois une bière !
L : Comment? l’a-t-elle fait ?
V : Oui. Je l’avais anticipé,non ?
L : Nous nous asseyons là ?
Il me paraît ridicule, mesquin, même petit .
V : Je dirais prosaïque, plat et dépourvu de la créativité la plus minimale. Prévisible et bas.
L : Mais V. Qu'est-ce qu'as fait ? Lui as-tu promis quelque chose ?
V : Non, rien du tout. Simplement je me suis barré en utilisant la plus noble des excuses.
Et tu sais que la fierté féminine le ne résiste pas. Ainsi l'histoire ait duré deux années ou une semaine.
L : Bah, les femmes. En tout cas ton excuse était un cliché.
V : Bois-t-on quelque chose ?
L : Un Bourgogne aligoté ?
V : Écoute, plus que me tracasser cela me fait rire. J’ai même pas tardé 10 minutes à le réparer.
Je me demande si c’est elle qui l’a fait ou bien il ne s’agit pas d’une grosse quelle conque avec un sens de la solidarité tordu. Je vois cette grosse furieuse subissant une épisode d'hystérie - c’est-à-dire un moment d'aliénation étymologiquement utérin - et ne trouvant rien de mieux á faire. Disons, quelque chose au moins discrètement inventive.
L : Je crois que le niveau de petasserie que peuvent atteindre les femmes lorsqu’on les quitte, est inversement proportionnel à leur talent au lit.
V : Sans doute.
Pas mal le vin.
L : Qu'est-ce que vais-tu demander ?
V : Du rumsteck à la sauce Béarnoise et toi ?
L : Des huîtres.
V : Peut-être c'est une question culturelle. Trop de feuilletons ou des chansons romantiques à deux francs. De l’épistémologie affective rose accompagnée des années et des années de magazines people.
L : Tu es un misérable Valmont.
V : Ergo, it is not my fault ! Et elle ?
L : Cécile de Volanges
V : Nah... Madame de Volanges !
Alors les huîtres ?
L : Très bien, mais le pain noir n'était pas d'une fraîcheur optimale.
Et ta sauce Béarnoise?
V : Inoubliable.
L : Comme elle?
V : Non, comme son digicode.

Monday, August 15, 2005

St Quentin
le 3-3-1931

Cher G…

J’espère que tu es toujours en bonne santé et bien arrivé. Je t’envoie ces deux mots ainsi que 190 fr. produit de M. Cousin qui est venu faire la bombe à la maison, mais surtout silence, cela m’a valu que je me suis disputée avec Henri hier. Il n’a pas été travaillé comme de juste, excuse qu’il s’est couché à 4 h du matin et il avait bu… C’est toujours pareil, aujourd’hui il est parti reprendre son travail, il est 9 h ½, j’espère qu’il ne s’est pas chamaillé avec son patron de lui, il faut s’attendre à tout. La dame n’est pas encore venue chercher le chien.
Rien de nouveau. Et ton patron a-t-il marché pour l’augmentation ?

J’attends une réponse de toi si tu as bien reçu ma lettre et le contenu.

Reçois les meilleurs Baisers

De ta mère affectueuse

E. D.

47 Rue D’Orléans St Quentin


St Quentin 3-3-1931

Querido G...

Espero que todavía goces de buena salud y que hayas llegado bien. Te escribo estas dos palabras y 190 fr. fruto del Sr. Cousin que vino a hacer la bomba a la casa, pero atención, ni una palabra sobre eso pues me valió una pelea con Henri ayer. El no fue a trabajar como de costumbre, excusándose en que se había acostado a las 4 de la mañana y había bebido… Siempre lo mismo, hoy salió a retomar el trabajo, son las 9 h ½, espero que no se haya enroscado con su patrón de él, se puede esperar todo. La señora aún no viene a buscar el perro.
Nada de nuevo. ¿Y tu patrón ?, ¿resultó lo del aumento ?

Espero una respuesta tuya si recibiste la carta y su contenido.

Recibe los mejores besos

De tu madre afectuosa

E. D.

47 Rue D’Orléans St Quentin

Wednesday, July 27, 2005

Des gens bien, quoi.
Parte I
París, 16ème. Porte d’Auteuil. Era una de esas veladas simpáticas. Música étnica, risas, humo y bastante licor. En el ambiente daba vueltas una pizca de onda bo-bo que curiosamente no me incomodaba. Alrededor se oía hablar inglés, francés, francés à la con y español con acento de alguna parte de Latinoamérica. Afortunadamente los que me habían invitado estaban allí. Si no, ¿cómo explicar mi presencia? Era la primera vez que encontraba gente así. Tanta gente así.
Aunque mi llegada pasó más bien desapercibida, creí sentir un par de miradas escrutadoras sobre mi sien. Luego de la media hora habitual de aclimatación, o quizás deba decir de aculturación, todo comenzaba a fluir de manera previsible.
En París, la cuestión de mis orígenes siempre ha servido para entre abrir la puerta. Ah, Bélgica! exclama la gente. Flamenco o Valón? Y luego la infaltable broma.
Me pregunto si el prefecto del Jura siente lo mismo. Tedio. Y luego esa sensación fastidiosamente aplastadora de estar allí y al mismo tiempo no estar. De no pertenecer al lugar, de jugar otro juego.
Al entrar me sorprendió la cantidad de gente bonita por metro cuadrado. Traté inmediatamente de localizar a las bellezas de turno, a las cuales podría admirar durante la noche. Desde un lugar discreto y a prudente distancia, claro está. Esa noche resultaba más fácil detectar a las otras, a aquellas que conozco bien. Demasiado bien.
Con mi etiqueta de extranjero bien pegada en la frente, y en consecuencia, catalogado como no peligroso por ajeno a los códigos de competición del lugar, iba por ahí y por allá cruzando palabras y oyendo frases hechas. Estaba en eso cuando apareció Isa, Isadora para ser exacto.
Nos presentó una amiga hondureña que salía con el dueño de casa. Sin que se lo preguntase me explicó que llevaba ese nombre en honor a una escultora venezolana que sus padres habían conocido a fines de los setenta. Gracias a ella, la adaptación había sido menos difícil y los lazos con el lugar se habían perennizado.
Mientras le escuchaba me percaté de que bastaron tan solo 27 nanosegundos frente a ella para saber que era demasiado tarde.
Me conmovió su perfecto dominio de sí y de su sonrisa. También me gustó un ligero desfase de rapidez entre sus párpados (puede que a esas alturas ya estuviera alucinando). Pero por sobretodo me cautivó su acento.
Sus años en América latina habían dejado una clara huella en su español.
A mí me había llevado años de aburrimiento en la escuela y algunos meses de viaje por varios países para llegar a pronunciar ferrocarril sin tragarme la lengua. Para ella eso parecía tan natural como respirar o saberse deseada. A pesar de ello, tenía algo extraño, algo que no entraba en mi catálogo de arquetipos parisinos. Tal vez el contacto con el más allá de la línea del Ecuador marcara también su carácter. Me pareció que carecía de la condescendiente arrogancia parisina.
Comenzamos a hablar de Latinoamérica, sobre lugares diversos. De las latas de coca cola cubriendo el piso de las iglesias de Chiapas, de los guías de Machu pichu y sus teorías descabelladas sobre ovnis y experimentos genéticos, de los viajes sobre el techo de los buses en Ecuador.
Como se trataba de la primera vez que hablábamos creo que ambos nos sentimos un poco obligados a tocar temas menos superfluos. Cuestión de demostrar que no sólo nos habíamos quedado con anécdotas simpáticas y que nos interesamos a la vida local.
- ¿Sabes una cosa? lanzó con una soltura que yo creía reservada a las personas que se conocen desde hace mucho.
- ¿Mmm? Hay una cosa que me entristece de América latina. Su incapacidad de salir adelante. ¿Crees que se debe a un problema estructural o a la influencia de Estados Unidos?
- Eeehh. Bueno, en realidad sólo estuve unos meses.
Recordé haber tenido una conversación similar con una chica, esta vez Bolivia, y como no se me ocurrió nada nuevo, repetí.
- Creo que se trata de una mezcla entre ambas cosas. Dije con la seguridad de un primer día de escuela.
- Tal vez tengas razón, dijo sonriendo. Lástima que ya no se pueda vivir allá. Fueron los mejores años de mi vida.
A estas alturas no sabía por qué ella insistía en hablar en español. Nuestra interlocutora se había ido a buscar más alcohol y por suerte no había vuelto. No es que me molestara su acento, al contrario me derretía completamente. Pero no me dejaba ordenar las ideas. Durante un silencio incómodo pensé en lo curioso que me resultaba oírla decir “fueron los mejores años de mi vida”. Si ni siquiera tenía treinta.
Iba a tratar de reivindicar mi lamentable performance haciendo un comentario esperanzador sobre el comercio con equidad o la necesidad de crear sociedad civil, pero me interrumpí. Habría sido aún peor.
En medio de la agonía, una manija invisible de mi malsano subconsciente se activó. Me pregunté si no estaría frente de una de esas tantas europeas que, no desprovistas del todo de conciencia social, y sintiéndose culpables a morir por su riqueza, tratan de equilibrar la desigualdad del mundo acostándose con tipos de países pobres. Admito que lo pensé, aunque sea horrible. Tal vez porque me hubiera gustado que lo hiciera conmigo y no con ellos. O quizás tan solo porque me gustaba demasiado y quería reducir mi asfixiante atracción por ella niveles soportables.
Lamentablemente el fin de mis lucubraciones llegó rápido. De la nada se nos acercó un tipo y se nos quedó mirando.No se trataba de una equivocación. Él estaba efectivamente marcando su territorio. Hice un intento por ignorarlo, pero Isa rápidamente nos presentó, esta vez en francés.- - Este es mi novio Philippe. Y él es Marcel.
- Encantado, contesté fingiendo una sonrisa. A la vez que observaba como nuestro lazo lingüístico se cortaba ineluctablemente.
En ese momento comencé a extrañar el español.



Gente bien, cachai ?

Parte I

Paris, 16ème. Porte d'Auteuil. C’était une de ces veillées sympathiques. Musique ethnique, rires, fumée et assez de liqueur. Dans l'atmosphère donnait des retours une pincée d'onde Bo-Bo qui ne me dérangeait curieusement pas. Tout autour j’écoutais parler de l’anglais, du français, du français à la con et de l’espagnol avec un accent de quelque part en Amérique latine.
Heureusement ceux qui m'avaient invité étaient là. Sinon, comment expliquer ma présence? C'était la première fois que je rencontrais des gens comme ça. Une telle quantité au moins.
Bien que mon arrivée soit passée plutôt inaperçue, j'ai cru sentir une paire de regards scrutateurs fixées sur mon tempe.
Après une demi heure d’habituelle acclimatation (ou dois-je dire d'acculturation ?), tout commençait à couler de manière prévisible. À Paris, la question de mes origines a toujours servi à entrouvrir la porte. Ah, la Belgique ! s’exclament les gens. Flamand ou Wallon ? Et ensuite l’immanquable plaisanterie.
Je me demande si le préfet du Jura consigne la même chose. De l’écœurement. Et ensuite cette sensation fastidieusement écrasante d'être là et en même temps de ne pas y être. De ne pas appartenir au lieu, de jouer un autre jeu.
En entrant ce qui m’a surpris, c’est la quantité de gens beaux par mètre carré. Immédiatement j'ai essayé de localiser les beautés du jour. Question de les admirer pendant la soirée depuis un lieu discret et à distance prudente, évidemment. Cette nuit là s'avérait plus facile de détecter les autres, celles que je connais bien. Trop bien.
Avec mon étiquette d'étranger bien collée sur le front, et par conséquent, catalogué comme non dangereux par ce qu’étranger aux codes de compétition locaux, j’allais par là et là en croisant des mots et en écoutant des phrases faites. Je faisais ça quand est apparu Isa. Isadora pour être exact.
Nous avons été présentés par une ami hondurienne qui sortait avec le propriétaire de la maison. Sans que je le lui aie demandé, elle m’expliqua que son nom était en honneur à une sculpteur vénézuélienne que ses parents avaient connu à la fin des années soixante-dix. Grâce à elle, l'adaptation fut moins difficile et les liens avec le lieu sont devenus pérennes. Pendant que je l’écoutais, je me suis aperçu que seulement 27 nanosecondes face à elle ont suffi pour savoir qu'il était déjà trop tard.
Tout d’abord sa parfaite maîtrise de soi et de son sourire m’a époustouflé. J'ai aussi bien aimé un léger déphasage de mouvement entre ses paupières (peut-être à ces hauteurs j’hallucinais déjà). Mais tout particulièrement j’ai repéré son accent.
Ses années en Amérique latine avaient laissé une trace claire. Il m’avait fallu des années d'ennui à l'école et quelques mois de voyage par plusieurs pays pour arriver à prononcer ferrocarril sans avaler ma langue. Pour elle cela paraissait tellement naturel comme respirer ou se savoir désirée. Malgré cela, il y avait quelque chose que ne collait pas, quelque chose qui ne rentrait pas dans mon catalogue d’archétypes parisiens.
Possiblement le contact avec l’au-delà de la ligne de l'Équateur marqua aussi son caractère. Il lui manquait la condescendante arrogance parisienne.
Nous avons commencé à parler sur l'Amérique latine, sur des lieux divers. Sur les boîtes du coca-cola couvrant le sol des églises à Chiapas, sur les guides à Machu-Pichu et leurs théories insensées sur les ovnis et des essais génétiques, et puis sur les voyages sur le toit des buses en Équateur.
Comme il s'agissait de la première fois que nous parlions, je crois que tous les deux nous sommes sentis un peu obligés de toucher des sujets moins superflus. Question de montrer que notre souvenir ne se limitait pas à des anecdotes sympathiques, et que nous nous intéressions aussi à la vie locale.
- Sais-tu une chose ? lança-t-elle avec une aisance que je croyais réservée aux personnes qui se connaissent depuis longtemps.
- Mmm ?
- Il y a une chose sur l'Amérique latine qui m'attriste. Son incapacité de s’en sortir. Crois-tu que cela soit du à un problème structurel ou à l'influence des États Unis?
- Eeehh. Bon, en réalité j' y ai seulement séjourné quelques mois.
Je me suis vite souvenu d’une conversation à ce sujet avec une autre fille, cette fois en Bolivie. Et comme rien de nouveau est sorti de mon cerveau, je répétai.
- Je crois qu'il s'agit d'un mélange entre les deux choses. Je l’ai dit avec l’assurance d'un premier jour d'école.
- Peut-être as tu raison, a-t-elle dit tout en souriant. Dommage qu’il n’est plus possible d’y habiter. Ceux là furent les meilleures années de ma vie.
À ce point là, je ne savais pas pourquoi elle insistait à parler en Espagnol. Notre interlocutrice était partie chercher plus d'alcool et heureusement n'était pas retournée. Son accent ne me tracassait pas, au contraire il me faisait fondre complètement. Mais au même temps, il ne me permettait pas d’ordonner mes idées. Pendant un silence inconfortable, j'ai pensé à quel point il me semblait bizarre de l'entendre dire "furent les meilleures années de ma vie". Après tout, elle n’avait même pas trente ans.
J’allais essayer de rattraper ma regrettable performance en faisant un commentaire d’espoir sur le commerce équitable ou sur la nécessité de développer la société civile, mais je me suis interrompu. C’aurait été encore plus lamentable.
Au milieu de mon agonie, une poignée invisible de mon subconscient malsain fut activée. Je me suis demandé si je n’étais pas face à l'une des ces Européennes qui, bien qu’elles ne soient pas totalement dépourvues de conscience sociale, et qu’elles se sentent coupables à mourir par leur richesse, essayent d'équilibrer l'inégalité du monde en couchant avec des types de pays pauvres. J’admets que l'ai pensé, bien que ce soit affreux. J’ai pu le faire parce que j'aurais aimé qu’elle le fasse avec moi et non avec eux. Ou peut-être tout simplement parce que je l'aimais trop et je voulais faire tomber mon asphyxiante attirance à des niveaux supportables.

La fin de mes réflexions arriva regrettablement vite. Du néant, un type s’est approché de nous et il est resté, surveillant. Il ne s'agissait pas d'une erreur. Il marquait effectivement son territoire. J'ai fait une tentative pour l'ignorer, mais Isa nous a rapidement présentés, cette fois-ci, en français.
- Il est mon fiancé Philippe. Et lui, c’est Marcel.
- Enchanté, j'ai balbutié en feignant un sourire. En même temps que j’observai comment notre lien linguistique était inéluctablement coupé. A ce moment là, parler en espagnol commençait à me manquer.

Monday, July 25, 2005

RŠP


Let me be your Rešeph,

send the plague all over, and beyond;

and to the rest of them!, ‘cause you know well …

they could do us wrong, they could hurt us too.

Let’s go run together, stealing and living other people's lives

Let’s bleed their minds with awful questions,

as you do,

as I do.

Let me be your Rešeph, and you will be Tanit.

And destroy each other, as we did today.

Let’s grieve then together, for our existence, for our conception.

For theirs.

Our future I mourn still,

Be just reborn, just be rebuilt.


Seok4

Saturday, July 23, 2005

h
La chica SEX & THE CITY

Hace un tiempo tuve la poca fortuna de verme otra vez enfrentado al complejo mundo de filosofía femenina “Sex & The City”.
Mi primera aproximación a este compendio de sabiduría ovárica fue hace algunos años cuando una amiga me comentó lo buena que era la serie y cuan interpretada se sentía por la protagonista. Yo había medio mirado un capítulo, y como la encontré insoportablemente frívola (la serie, y la amiga también), la conversación terminó con dos respectivos, sucesivos y lapidarios “es la estupidez del momento?” y “eres un tonto grave”.
La segunda vez que oí de la serie fue traumática. Fue en uno de los aeropuertos de Berlín (Shoenefeld) esperando mi easyjet de vuelta a París. La chica con la que estaba y que se supone me había ido a dejar, en un momento me dice: “Bueno, sé que faltan 45 minutos para que tengas que chequear y que no sé cuando nos volveremos a ver, pero quedé de ver el último capítulo de Sex & The City con mi co-arrendataria” (Si por lo menos hubiera sido su amiga...). Como no quise poner en riesgo su realización personal, ni tampoco hacerla merecedora de terribles represalias por parte de su gremio, la fui a dejar al metro, y vuelta corriendo al avión.
Yo creía que la intrusión de la serie de TV en mi vida se mantendría como algo esporádico. Bon, voilà NO! La serie me persigue y las alusiones se hacen más y más frecuentes.
Hace poco me encontré nuevamente interpelado. Esta vez un día viernes por la noche en que mi pasión tuvo que esperar a que terminara el tercer capítulo consecutivo donde Samantha, Miranda o no sé quien, tenía que pedir dinero prestado para pagar sus cuentas pues se lo había gastado todo el sueldo en carteras Gucci. “Esas cosas pasan”, me dijeron. Afortunadamente, la noche no se arruinó a pesar de mi agrio “entre los 200 canales que tienes, no hay algún programa donde muestren problemas reales?”
Comentando esto con una amiga me enteré de que el éxito de la serie se debe a que cito: “refleja a la mujer de hoy”.
Como aún no encuentro a mi mujer absoluta, la metamorfosis de las féminas que me rodean me inquieta, interesa y apasiona.
En muchas tardes de café he discutido sobre el tema con mis amigotes. Como vienen un poco de todos lados, me atrevería a decir que existe una inquietud globalizada.
El problema: las mujeres parecen no saber qué quieren, y la serie lo refleja.
Yo sé que hoy las féminas se ven enfrentadas al difícil y duro mundo laboral y que deben reivindicar siglos de dominación en un mundo machista. Y que al mismo tiempo, deben tener hijos, casa y pareja. Ok. Ok. Yo ya leí “El cáliz y la espada” de Riane Eisler y estoy absolutamente de acuerdo. Simplemente me parece que la actual yuxtaposición “ama de casa – madre – amante – amiga - profesional exitosa”, se enfoca mal y se esta transformando en un suplicio tanto para las mujeres como para hombres.
¿Se puede actuar como hombre sin dañar la esencia femenina?
No puedo dejar de pensar en una imagen. Una “gerente/a” de recursos/as humanos/as que acaba de despedir a 50 empleados, llega a su casa y le pide a su pareja que la abrace pues “se siente vulnerable y quiere la protejan”.
Me parece que no se ha logrado crear un modelo donde las mujeres no tengan que transformarse en hombre durante 8 horas al día. Pitbulls de día, madres educadoras comprensivas entre 6 y 8 pm y amantes generosas después del noticiero.
Por lo que entiendo, la serie en comento muestra un poco eso...mujeres que empiezan a actuar como hombres, o caricaturas de hombre.
Hace poco una amiga feminista me envió una columna en que un tipo asegura que estas nuevas mujeres (independientes, autosuficientes en lo económico y emocional) producen miedo. Francamente no es mi caso, esa descripción se parece demasiado a mi madre y abuelas como para temerle.
Lo que sí me da miedo y fastidio es la trasgresión de un cierto límite (que evidentemente ignoro donde está).
El mismo fenómeno de testosteronificación femenina que se da en el trabajo se produce en el plano sexual. Una vez más con la consecuente esquizofrenia.
Mujeres caricaturas del macho caribeño. Depredadoras sexuales, vaginas beligerantes que el fondo sueñan con príncipes azules protectores. ¿no es incongruente?
Todo esto me recuerda la descripción que Houellebecq hace de la mujer psicoanalizada. “El psicoanálisis se avoca con el más grande cinismo a las chicas valientes un poco perdidas para transformarlas en mujerzuelas innobles, de un egocentrismo delirante, que no pueden suscitar sino una legítima repugnancia. Mezquindad, egoísmo, estupidez arrogante, ausencia completa de sentido moral, incapacidad crónica para amar: voilà el retrato exhaustivo de una mujer “psicoanalizada”.
A propósito, ¿Carrie, tuvo un affaire con su analista?
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La fille SEX and THE CITY (en fraçais même si je me fais griller)


Il y a quelque temps, j'ai eu la très mauvaise chance de me trouver encore une fois face au complexe monde de la philosophie féminine "Sex and The City".
Mon premier approche à ce compendium de sagesse féminine eut lieu il y a quelques années. Une amie m'en a parlé tout en mettant l’accent sur le fait qu’elle se sentait « interprétée » par la protagoniste. J’avais survolé un chapitre, et comme je la trouva d’une frivolité insupportable (la série, et l'amie aussi), la conversation termina avec deux lapidaires "est-ce la stupidité du moment?" et "t’es un idiot grave".
La seconde fois que j'ai entendue parler de la série fut traumatique. Il a été dans l’un des aéroports de Berlin (Shoenefeld) en attendant mon easyjet de retour à Paris.
La fille avec laquelle j’étais et qui était censée aller me déposer, à un moment me dit : "Bon, je sais qu'il manque 45 minutes pour ton check-in et que je ne sais pas quand nous nous verrons à nouveau, mais je me suis donnée rendez-vous avec ma colloc pour regarder le dernier chapitre de The Sex and The City" (Si au moins elle avait été son ami...). Comme je n'ai pas voulu mettre en péril son épanouissement, ni la faire subir des terribles représailles de la part de son genre, je lui ai raccompagné au métro, et puis, retour en courant à l'avion.
Je croyais que l'intrusion de la série de TV dans ma vie resterait quelque chose de sporadique. Bon, voilà NON ! La série me poursuit, et les allusions sont devenues plus fréquentes. Il y a peu de temps j’ai été à nouveau interpellé. Cette fois ci un vendredi soir. Mon désir a dû attendre la fin du troisième chapitre consécutif de la série. Samantha, Miranda ou je ne sais pas qui, devait emprunter de l'argent pour régler ses factures car elle avait tout dépensé dans des sacs Gucci.
- "Ces choses arrivent", on m’a dit.
Heureusement, la soirée n'a pas été gâchée malgré mon agrume : "parmi les 200 chaînes de Tv que t’as, il n'y a pas un seul programme avec des problèmes réels?".
En commentant ceci avec une ami, je me suis renseigné du fait que le succès de la série est du à que, je cite : "elle reflète à la femme d'aujourd'hui".
Comme je n’ai pas encore trouvée ma femme absolue, la métamorphose des femmes qui m'entourent m'inquiète. Cela m’intéresse et m’excite. J’ai passé pas mal d’après midis au café en discutant sur le sujet avec mes potes. Comme ils viennent un peu de par tout, j’oserais dire qu'il existe une inquiétude globalisée.
Le problème : les femmes paraissent ne pas savoir ce qu'elles veulent, et la série le reflète.
Je sais qu'aujourd'hui les femmes sont plongées dans le monde du travail. Cela doit être difficile et dur car elles doivent revendiquer des siècles de domination dans un monde machiste. En même temps, elles font des enfants, ont une maison et puis un couple.
Ok. Ok. J'ai déjà lu "Le calice et l'épée" de Riane Eisler et j’en suis absolument d'accord. Mais, tout simplement il me semble que l'actuelle juxtaposition "femme au foyer - mère - amante - amie - professionnelle à succès", est mal abordée. Et que cela se transforme dans une torture tant pour les femmes que pour les hommes. Peut une femme se conduire comme un homme sans endommager son essence féminine ?
Je ne peux pas arrêter de penser à une image. Une PDG de ressources humaines, qui vient de licencier 50 employés, arrive à sa maison et demande à son mari de bien la serrer contre lui parce qu’elle se sent « vulnérable et elle veut se sentir protégée ».
Il me semble ne nous ne sommes pas encore arrivés à créer un modèle où les femmes ne soient pas obligées à se transformer en hommes pendant 8 heures par jour. Pitbulls la journée, des mères éducatrices et compréhensives entre 18 et 20 heures et des amantes généreuses après le journal de TV. D’après ce que je comprends, la série montre un peu cela... des femmes que commencent à se conduire comme des hommes, ou des caricatures d'homme.
Il y a très peu, une amie féministe m'a envoyé une colonne dans laquelle un type assure que ces nouvelles femmes (indépendantes, autosuffisantes coté argent et aussi coté émotionnel) font de la peur aux hommes. Il n'est franchement pas mon cas, cette description se ressemble trop à ma mère et à mes grandes-mères comme pour le craindre. Ce qui en effet me fait flipper c’est la transgression d'une certaine limite (que j'ignore évidemment où elle se trouve).
Ce phénomène de testosteronification des femmes au monde du travail peut aussi se voir sur le plan sexuel. Une fois de plus avec la conséquente schizophrénie. Des femmes caricatures du mâle des Caraïbes. Déprédatrices sexuels, vagins belliqueuses qui au fond rêvent avec des princes charmants. N'est-il pas insensée?
Il me vient à l’esprit la description que Houellebecq fait de la femme analysée. "La psychanalyse se consacre avec le plus grand cynisme aux filles courageuses un peu perdues pour les transformer dans des pétasses ignobles, d'un égocentrisme délirant, qui ne peuvent pas susciter mais qu’une répugnance légitime. De l’égoïsme, de la stupidité arrogante, absence complète de sens moral, incapacité chronique d’aimer : voilà l'image exhaustive d'une femme "analysée".
À la fin, Carrie, a-t-elle eu une affaire avec son analyste ?